jueves, 23 de junio de 2022

La sonrisa de Mona Lisa



O la lucha por la emancipación de la mujer y del arte contemporáneo

Publicado el 30 noviembre, 2017 por Artenea, Por Paula MARÍA @paulapinturilla

Mike Newell saca lo mejor de un reparto impecable en este filme que conmueve e indigna al espectador a partes iguales. Un largometraje sobre el coraje y los sacrificios que requiere el progreso, en una sociedad donde la mujer y el arte contemporáneo son encorsetados por los valores conservaduristas defendidos por las élites académicas y económicas.

Ficha

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La sonrisa de Mona Lisa, 2003, cartel

Título original: Mona Lisa Smile

Año: 2003

Duración: 117 minutos

País: Estados Unidos

Dirección: Mike Newell

Música: Rachel Portman

Reparto: Julia Roberts, Kristen Dunst, Julia Stiles, Marcia Gay Harden, Maggie Gyllenhaal, Dominic West, Juliet Stevenson, Topher Grace, John Slattery, Ginnifer Goodwin, Lily Rabe

Palabras clave: Enseñanza, arte, años 50

Sinopsis

La película La sonrisa de Mona Lisa, Mona Lisa Smile en versión original, nos acerca a la profesora de historia del arte recién licenciada en Berkeley, Katherine Watson (Julia Roberts), quien comienza a impartir clases en esta materia en la universidad de Wellesley, un prestigioso centro de señoritas situado en Nueva Inglaterra, famoso por su disciplina y conservadurismo, durante el curso de 1953. El choque entre los valores progresistas de Katherine y los defendidos en su nuevo centro, donde las alumnas son preparadas, básicamente, para cumplir la función de esposas y madres subordinadas a los intereses de sus maridos, complicará la situación de la señorita Watson, aunque esto no le impedirá luchar por cambiar las cosas desde los pupitres.

 Estados Unidos de los ´50: Prosperidad económica frente involución social.

La película transcurre en los Estados Unidos de la década de 1950, un periodo donde se gestaron las transformaciones sociales que se materializaron en revoluciones unos años después; transformaciones que conllevaron notables esfuerzos para personas progresistas como la profesora Watson.

Estados Unidos acababa de salir de la guerra de Corea (1950-1953), el miedo al comunismo era palpable y sus seguidores eran perseguidos, tanto en los círculos artísticos como industriales, muchas veces de forma impulsiva, debido, en gran medida, a la tensión social generada a raíz de los discursos del senador Joseph McCarthy. La Guerra con Corea del Norte (1950-1953) acababa de terminar, pero el temor a los ataques nucleares seguía vigente tras el precedente de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

La prosperidad económica derivada de una mayor producción, motivada por una considerable subida del consumo, principalmente, del sector automovilístico; fue disfrutada por las familias ricas, quienes se fueron mudando a grandes construcciones en los barrios residenciales, como se puede observar en la película en las escenas del hogar de Betty Warren, una de las alumnas de la profesora Watson.

Sin embargo, dicha prosperidad no se reflejó, al menos de forma inmediata, en avances sociales efectivos, si bien, las revoluciones de los años ´60 fueron, en realidad, la eclosión de los menos llamativos movimientos de la década que nos ocupa.  Centrándonos en el papel de la mujer, el escaso empoderamiento que había logrado con su entrada en el mundo laboral a raíz del éxodo masculino generado por la Segunda Guerra Mundial, vivió un retroceso cuando, al terminar esta, los movimientos conservaduristas volvieron a relegar al género femenino al cuidado de los hijos, los hogares y los maridos.

 Anuncios de la época




 Esta posición secundaria queda reflejada a lo largo de toda la película de Newell, aunque hay un detalle que me parece especialmente significativo a pesar de lo anecdótico. El nombre de la sociedad secreta de las alumnas del Wellesley, en la que solo participan mujeres y que se emplea como un lugar de acercamiento y confesiones entre ellas, se llama “Costillas de Adán”; es decir, lo más parecido a una asociación feminista en la escuela recuerda, ya desde su denominación, la posición secundaria y subordinada de la mujer en la sociedad del momento.

El Wellesley y la señorita Watson: El reflejo del panorama artístico y su problemática

En la década de 1950, un jovencísimo Andy Warhol comenzaba a consolidar su reputación a base de ilustraciones publicitarias demostrando una marcada personalidad que explotaría una década más tarde. En 1954, durante el segundo año de la señorita Watson en Wellesley, moría Matisse, dejando tras de sí la herencia del fauvismo. Un polémico Jackson Pollock abandonaba, por estas fechas, su estilo de goteo y optaba por tonos más oscuros.

En España, un célebre Pablo Picasso, cuya pintura ya había pasado por todas sus fases, había logrado llevar, junto con el francés George Braque y el sintético Juan Gris, el cubismo a su máximo esplendor; y ya rendía homenaje a grandes maestros como Velázquez. También al otro lado del charco, grandes nombres consagraban el surrealismo como corriente de alcance internacional.

 La arquitectura, por su parte, había dado, y aún lo hacía, nombres que se integraban en corrientes diversas. El funcionalismo de Le Corbusier y sus cinco puntos, eclosionó en el periodo de entreguerras; no menos importante fue el estilo internacional encabezado por el alemán Mies van der Rohe, o el organicismo de Frank Lloyd Writght, muy influenciado por el movimiento Arts and Craft de finales del siglo XIX.

En definitiva, la película de Mike Newell refleja un contexto artístico en el que las vanguardias ya habían fructificado, culminando el proceso de renovación artística iniciado por la corriente impresionista de la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo, ciertos sectores de la sociedad aún no habían interiorizado estos nuevos estilos y valores creativos: se resistían a considerarlos arte. La profesora Watson se mostrará, desde el primer momento, como una apasionada del arte contemporáneo, aunque esto no le impedirá apreciar el valor de los clásicos. Los directivos del Wellesley, por su parte, rechazarán el arte moderno hasta el punto de cuestionar el programa docente de la anterior. El diálogo siguiente entre Katherine y el doctor Edward Staunton, su supervisor en la universidad, ilustra esta disyuntiva, además del comportamiento elitista de la institución:

La situación de la mujer y del arte contemporáneo en los años ´50

Uno de los principales méritos de La sonrisa de Mona Lisa es su capacidad para establecer una clara analogía entre la posición de la mujer y la del arte contemporáneo, en la sociedad estadounidense de los años ´50.

 Los artistas contemporáneos eran considerados por las élites académicas conservadoras como creadores estridentes, cuyo trabajo no había alcanzado la madurez ni la solidez necesaria para ser denominado “obra de arte”. Lo mismo ocurría con la situación de las mujeres.

 Tanto la publicidad como la tradición hacían de la mujer una figura subordinada a su marido, casi al nivel de una esclava, pues esta necesitaba estar tutelada por alguien, como un niño que requiere de un padre que le marque el camino.


Fuente. internet

     https://arteneablog.wordpress.com/2017/11/30/la-sonrisa-de-mona-lisa-o-la-lucha-por-la-emancipacion-de-la-mujer-y-del-arte-contemporaneo/ 

En esa época muchas mujeres, aprendían facilmente lo que quisieran, pero la sociedad las criticaban si se salían de ese esquema, pero aún así muchas lo hicieron

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